Comparto con ustedes una novedad. Un nuevo libro: Alasitas, Universo de deseos, que se presentarás el viernes 20 de enero, en el Auditorio del Ministerio de Culturas (Palacio Chico) a horas 10:30. Es un estudio etnográfico realizado por Nelson Martínez Espinoza y Luz Castillo, investigadores del Museo Nacional de Etnografía y Folklore, con la colaboración de miembros del Observatorio Boliviano de las Culturas. El MUSEF posee una de las colecciones más completas sobre el Ekeko y esta feria del calendario folklórico y ritual paceño que se ha extendido notablemente dentro y fuera del país. Mundo mágico que ha sido develado en la investigación realizada por los autores de esta obra, cuya importancia se basa en que estudia esta festividad desde la visión etnográfica-antropológica, resultado de un largo proceso de investigación de campo. En sus ocho capítulos, la obra se refiere al significado de Alasitas e Illa, el espacio geográfico y su extensión geográfica, las actividades rituales, los actores, los objetos, Alasitas en el Perú y la Feria de Alasitas como espacio social de reciprocidad. El libro fue editado por el Museo Nacional de Etnografía y Folklore y publicado con auspicios de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
El personaje principal, el Ekeko, es una deidad andina de origen ancestral. Temido y a la vez deseado, es motivo de devoción y celebración. Exigente, como toda deidad, requiere mucha atención de los que tienen esta efigie en sus domicilios. Se dice que es celoso, razón por la que las mujeres le guardan profundo respeto, a la vez distancia. Asegura la fortuna en el negocio, que anda falte en la casa, que se alcancen todos los anhelos y sueños. Personaje rechoncho, de mejillas rosadas, carga todo lo que se necesita para el vivir bien: desde alimentos (cargas de papa, azúcar, arroz, fideos, etc.), aparatos y equipos electrónicos, herramientas de trabajo, dinero, enseres de casa, instrumentos musicales y todo lo que uno puede imaginar. Pero sobre todo, carga consigo mucha felicidad. Cada viernes –en algunos casos martes—se le debe ofrecer cigarro y atención. Si enoja, es capaz de romper la armonía del hogar, incluso la ruptura del matrimonio.
Alasitas es la fiesta en la que reina y muestra su poder y magnanimidad. Fiesta que se extiende por tres semanas a partir del 24 de enero de cada año. Reúne a los mejores artesanos del país que ofertan sus trabajos. Miles de vendedores exponen objetos en miniatura elaborados en cerámica, yeso, lata, migapan, tejidos, metales (plata, cobre) que se venden en este mercado persa inmenso que abarca el amplio campo ferial destinado a este fin. A su alrededor surgen comercios de toda índole, entre ellos los de comida criolla y otros platillos deliciosos, a la par de juegos de azar como la lota y otros populares como las “canchitas” que entretienen a niños, jóvenes y ancianos. Otro espacio de la feria está destinado a la venta de cerámica utilitaria y ritual, donde no faltan las vasijas de chálla, y los utensilios finamente trabajados en mimbre y madera resistente, con la que se elaboran utensilios de cocina.
Alasitas es también empleado para evaluar el desempeño de la clase gobernante y política del país, por medio de los periodiquitos que hacen gala de la ironía, la crítica y el sarcasmo para llamar la atención de las cosas negativas del gobierno y la oposición. La prensa formal compite con sus mejores redactores para cautiva al lector causal. Son ediciones de lujo y antología, infaltables en el hogar de miles de paceños. Lo lamentable es que con la incursión de la prensa formal, ha desaparecido el antiguo periódico de Alasitas, generalmente impreso en medios rústicos por editor anónimo, que se cuidaba de esconder la identidad para vitar represalias. Una memoria, sin duda alguna, peculiar.
Cientos de miles se vuelcan el medio día del 24 de enero a plazas, templos (la Catedral, por ejemplo) y al campo ferial para adquirir el bien anhelado y hacerlo bendecir con el Yatiri, el sacerdote andino. Todas las clases sociales se dan cita el 24 de enero a esta fiesta ritual, que abre un espacio y tiempo sagrado, en el que la población compra la miniatura que representa su deseo, con la seguridad que su sueño se hará realidad en el curso de ese año. Casas y edificios, autos último modelo, camiones, buses, lotes y terrenos con viviendas de media agua y sus respectivos títulos de propiedad, títulos de bachiller y de licenciatura o maestría; sapos, elefantes y animales que traen suerte. Muchas mujeres jóvenes que desean casarse y formar un hogar, compran gallinas de yeso en miniatura y las hacen bendecir con el sacerdote andino, pero luego se dirigen al puesto del Registro Civil más próximo, también dentro del contexto de la feria, en una especie de parodia para legitimar la unión.
Alasitas tiene varias facetas, una de ellas, sagrada y simbólica, que mueve un universo desconocido para el común, con fiestas cristianas y también ‘paganas’, adorando a la imagen de la Virgen María, que comparte ese espacio con el dios de la abundancia, el Ekeko.
Reciban un cordial saludo,
Luis Oporto OrdóñezPD. A los colegas y amigos de otras ciudades y países, sirva de información sobre el avance de la Antropología boliviana.
El personaje principal, el Ekeko, es una deidad andina de origen ancestral. Temido y a la vez deseado, es motivo de devoción y celebración. Exigente, como toda deidad, requiere mucha atención de los que tienen esta efigie en sus domicilios. Se dice que es celoso, razón por la que las mujeres le guardan profundo respeto, a la vez distancia. Asegura la fortuna en el negocio, que anda falte en la casa, que se alcancen todos los anhelos y sueños. Personaje rechoncho, de mejillas rosadas, carga todo lo que se necesita para el vivir bien: desde alimentos (cargas de papa, azúcar, arroz, fideos, etc.), aparatos y equipos electrónicos, herramientas de trabajo, dinero, enseres de casa, instrumentos musicales y todo lo que uno puede imaginar. Pero sobre todo, carga consigo mucha felicidad. Cada viernes –en algunos casos martes—se le debe ofrecer cigarro y atención. Si enoja, es capaz de romper la armonía del hogar, incluso la ruptura del matrimonio.
Alasitas es la fiesta en la que reina y muestra su poder y magnanimidad. Fiesta que se extiende por tres semanas a partir del 24 de enero de cada año. Reúne a los mejores artesanos del país que ofertan sus trabajos. Miles de vendedores exponen objetos en miniatura elaborados en cerámica, yeso, lata, migapan, tejidos, metales (plata, cobre) que se venden en este mercado persa inmenso que abarca el amplio campo ferial destinado a este fin. A su alrededor surgen comercios de toda índole, entre ellos los de comida criolla y otros platillos deliciosos, a la par de juegos de azar como la lota y otros populares como las “canchitas” que entretienen a niños, jóvenes y ancianos. Otro espacio de la feria está destinado a la venta de cerámica utilitaria y ritual, donde no faltan las vasijas de chálla, y los utensilios finamente trabajados en mimbre y madera resistente, con la que se elaboran utensilios de cocina.
Alasitas es también empleado para evaluar el desempeño de la clase gobernante y política del país, por medio de los periodiquitos que hacen gala de la ironía, la crítica y el sarcasmo para llamar la atención de las cosas negativas del gobierno y la oposición. La prensa formal compite con sus mejores redactores para cautiva al lector causal. Son ediciones de lujo y antología, infaltables en el hogar de miles de paceños. Lo lamentable es que con la incursión de la prensa formal, ha desaparecido el antiguo periódico de Alasitas, generalmente impreso en medios rústicos por editor anónimo, que se cuidaba de esconder la identidad para vitar represalias. Una memoria, sin duda alguna, peculiar.
Cientos de miles se vuelcan el medio día del 24 de enero a plazas, templos (la Catedral, por ejemplo) y al campo ferial para adquirir el bien anhelado y hacerlo bendecir con el Yatiri, el sacerdote andino. Todas las clases sociales se dan cita el 24 de enero a esta fiesta ritual, que abre un espacio y tiempo sagrado, en el que la población compra la miniatura que representa su deseo, con la seguridad que su sueño se hará realidad en el curso de ese año. Casas y edificios, autos último modelo, camiones, buses, lotes y terrenos con viviendas de media agua y sus respectivos títulos de propiedad, títulos de bachiller y de licenciatura o maestría; sapos, elefantes y animales que traen suerte. Muchas mujeres jóvenes que desean casarse y formar un hogar, compran gallinas de yeso en miniatura y las hacen bendecir con el sacerdote andino, pero luego se dirigen al puesto del Registro Civil más próximo, también dentro del contexto de la feria, en una especie de parodia para legitimar la unión.
Alasitas tiene varias facetas, una de ellas, sagrada y simbólica, que mueve un universo desconocido para el común, con fiestas cristianas y también ‘paganas’, adorando a la imagen de la Virgen María, que comparte ese espacio con el dios de la abundancia, el Ekeko.
Reciban un cordial saludo,
Luis Oporto OrdóñezPD. A los colegas y amigos de otras ciudades y países, sirva de información sobre el avance de la Antropología boliviana.
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