miércoles, 22 de junio de 2022

Cómo nació el año nuevo andino amazónico



De acuerdo a las investigaciones realizadas por Inka Waskar Chukiwanka, todas las culturas tienen un año nuevo propio, celebrado en distintas fechas. Todas civilizaciones y culturas importantes que cuentan con sus religiones y/o creencias específicas, tienen sus propias maneras de contar los años, meses y días. Así, los indios del Awiyala y del Tawantinsuyu cuentan los años a partir del pacha.

Ante las prohibiciones de la Iglesia Católica contra las costumbres y tradiciones ancestrales de las naciones indias, se crearon las fiestas que hoy se conocen como San Juan, San Pedro, Espíritu y Corpus Christi.

El restablecimiento del año nuevo del 21 de junio resurgió como Año Nuevo indio, en base a la fiesta de la fogata del Inka, llamada también fogata de San Juan, una práctica real anual y una costumbre clandestina.

A partir de las prohibiciones de las fogatas, Chukiwanka planteó direccionar el 24 de junio para que retorne al epicentro del 21 de junio. 

De esa forma, empezó a recoger datos sobre los nombres aymaras de los días, meses, estaciones, los nombres indios, para contraponerlos al almanaque patriótico. 

Esta inquietud surge en el Colegio Bolívar antes de 1974.

En 1978, Chukiwanka viajó a Cusco, con la idea de que ahí se podría restablecer el año nuevo indio, tarea difícil, porque el 24 de junio era festival folklórico y turístico del Inti Raymi, donde se daba énfasis al Día del Indio.

De ahí que a fines de los 70 y principios de los 80, en Chukiwanka nació la preocupación de retomar y reconstituir el Intiraymi como el Año Nuevo del Tawantinsuyu, teniendo claro que el recibimiento al Inti Tata debía ser en Tiyawanaku. 

Para esto era importante reestructurar el calendario Mara Wata de 13 meses 28 días y un día suelto, iniciado desde 1976. 

Hace 160.500 años salieron los primeros habitantes desde Titiqaqa para poblar por todo el mundo y hace 500 años los españoles invadieron a nuestro continente para usurpar nuestro territorio.

En los años descritos, nadie creía que se podía rescatar el Inti Raymi. 

Sin embargo, en 1980 Chukiwanka hace conocer esta inquietud restauradora, de tal manera que presenta el calendario indio a los miembros de la segunda generación del Movimiento Universitario Julian Apaza (MUJA) que estudiaban en la UMSA.

Ese año, Chukiwanka entregó un folleto borrador al Centro de Investigaciones Históricas para que editaran el calendario, pero ese año fue imposible su edición, teniendo que esperar un año más hasta 1981, cuando salió el texto titulado Marawata. Ensayo del Calendario Histórico Indio. 5to Sol 489: 22 junio 1981-20 junio 1982.

En 1982 salió otra publicación, Marawata 5to. Sol 490. Calendario Indio, de 7000 ejemplares, gracias a la ayuda del arzobispo Zacarías Mamani y Eugenio Poma.

Chukiwanka difundió y vendió varios ejemplares de esa publicación no solo en la ciudad de La Paz, sino en ciudades de Perú como Puno, Arequipa, Cusco y Lima, donde conoció a Carlos Milla Villena, quien años más tarde publicó la famosa obra Génesis de la cultura andina donde cita a Chukiwanka. 

También su difusión alcanzó el llamado Viejo Continente, a través de Pedro Portugal y Jaqueline Michaux.

Posteriormente, en 1984, Chukiwanka difundió otra lámina, con el título de: Marawata 5o - 491. Calendario Indio.1983-1984.

En este contexto de difusión de sus ideas, Chukiwanka recibió rápidamente muchos reconocimientos como el “Pergamino de honor por difundir nuestras culturas del Tawantinsuyo”, en agosto de 1989. 

A partir de ahí fue invitado a exponer el tema en varios eventos importantes auspiciados por la UMSA, organizaciones como la Fejuve de El Alto, además de difundir sus ideas en revistas y periódicos nacionales y publicar nuevas obras sobre el tema.

Por la difusión del discurso y la simbología de la cultura aymara, el 2003, Chukiwanka es nombrado “Hijo Predilecto de Azángaro”, por ser descendiente de los Chuquihuanca y por haber restablecido la wiphala actual, el año nuevo del 21 de junio y por la causa del Tawantinsuyu.

La otra actividad importante para la difusión del calendario Mara Wata era la visita a los lugares sagrados para el recibimiento del Nuevo Año del Tawantinsuyu. Y uno de esos lugares era indudablemente Tiyawanaku.

En 1979 Chukiwanka se dirige a Tiyawanaku con el objetivo de hacer conocer sus intenciones de restaurar el mara t’aqa. 

Al no tener éxito en dicho intento y ser cuestionado al grado de ser llamado saxra (diablo), Chukiwanka comprendió que era mejor volver con los del MUJA y con ellos llegar a las comunidades y al pueblo en general, para retomar esa fiesta del Mara T’aqa.

En 1980 retornaron a Tiyawanaku, junto a Dionisio Laruta, Eloy Chávez, Ramón Calamani, Felipe Chávez, Jaru Javier Peralta, Blas Condori, Oscar Graf, Calixto Quilla, teniente Jaime Laura, Ch’aja Vargas, Pánfilo y otros que están en el anonimato.

Chukiwanka y los del MUJA, fueron a Tiyawanaku con la idea política de reivindicar el derecho de ejercer las prácticas ancestrales, pero también la parte ritual. 

Es así que buscaron un yatiri en el lugar y así conocen a Rufino Paxi para luego realizar la ceremonia del Marat’aqa. 

En 1982, retornaron a Tiyawanaku, desde la Plaza Libertad, al pie del monumento de Tupak Amaru, de El Alto.

En 1985 fue la última vez, en esa época, que Chukiwanka asistió a Tiyawanaku, ya que el Inti Raymi se fue distorsionando por la acción de ciertas personas que sólo buscaban fines comerciales con contenidos esotéricos.

En esos años, algunos investigadores de la cultura andina, por el temor de denominar Inti Raymi, Mara T’aqa, Año Nuevo Indio o Año Nuevo del Tawantinsuyu, preferían hablar del Willka Kuti. 

Algunos llamaron al Inti Tata como Willka, siendo en verdad que Willka es el principal sacerdote aymara encargado de la ceremonia al Inti Tata.

Finalmente, en 1993, Chukiwanka retornó a Tiyawanaku investido como Inka para reencaminar la esencia del Mara T’aqa. 

En los siguientes años (1998, 1999 y 2000), acompañado de los (ajllas) estudiantes de la Universidad Indígena Tawantinsuyu se restablece el Mara T’aqa en lugares sagrados.

Así, desde 1979, se concibe claramente el camino de la reconstitución cultural, simbólica y filosófica del Tawantinsuyu, pues cualquier lucha de este tipo no puede ser reducida solo a una lucha política o económica. 

Entendiendo esto, Chukiwanka no solo quería recuperar un aspecto importante de la “cosmovisión andina”, sino difundirla y posicionarla como tal, lo que permitió reconocer y fundamentar la celebración de lo que hoy se conoce como “año nuevo andino amazónico chaco platense”, que se da a nivel nacional, apoyado por la Constitución.

Iván Coa Apaza / Antropólogo. Miembro de la Escuela de Pensamiento Pacha

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