El último modelo del Optimus Prime, la Barbie Princesa, Dora la Exploradora o un 4x4 a control remoto son algunos de los juguetes que se pueden adquirir para Navidad en la feria 16 de Julio. En estas semanas la zona se ha convertido en una inmensa tienda al aire libre.
La Razón realizó el jueves un recorrido por la feria ubicada en la ciudad de El Alto, conocida por muchos como la feria más grande de Latinoamérica. El espacio alberga a miles de comerciantes dedicados al rubro de los juguetes. En esta época navideña han visto incrementar sus ventas. Hay artículos de primera, nuevos de paquete; de segunda, usados; y de tercera, por partes. La opción es variada y los precios también.
Los clientes que recorren las calles de la feria en busca de juguetes que son de procedencia estadounidense o europea. “Las barbies y los robots están nuevos y los precios son más baratos que en la ciudad”, comenta Gracia Pérez, una señora que buscaba regalos para sus hijos.
Otros compradores vienen a la feria 16 de Julio para adquirir juguetes nuevos, que luego los revenden en tiendas del centro de la ciudad y la zona Sur, con un sobre precio que puede superar fácilmente el doble al adquirido. Estos son juguetes de primera mano, nuevos, de caja y originales. Son los más buscados.
Ana María, comerciante de la feria, cuenta que tiene cientos de “caseros”. “Ellos buscan durante octubre y noviembre todas las novedades en juguetes y se lo llevan para venderlo al doble y hasta al triple del precio, pero quieren los mejores y lo seleccionado. Ahora algunos vienen también de otras ciudades y llevan bolsas de juguetes de tercera mano. Éstos son desechos”.
En la feria, el sentido de oportunidad es importante. Mujeres y hombres se agrupan sobre los puestos de venta cuando observan que un fardo o una bolsa de juguetes va a ser abierto. Entre gritos y manos que van y vienen buscan objetos que se promocionan en los canales de televisión por cable a un precio de oferta.
Desde hace ocho años, Andrea se dedica al comercio de juguetes, asegura que conoce muy bien a sus clientes y sabe que para complacerlos debe traer marcas reconocidas y juguetes que están siendo ofertados a nivel internacional. “Estoy al día con los juguetes que salen en la televisión por cable, y todo el tiempo los busco en Oruro para venderlos aquí en la feria. Así mantengo a mis clientes que vienen de algunos centros comerciales o tiendas. Nosotros les vendemos barato y ellos lo acomodan a precios más altos”, cuenta.
Pero no todos pueden adquirir una muñeca Barbie original y nueva, que en las tiendas y supermercados están hasta en Bs 230. En la feria 16 de Julio, las mismas las vende Marcelo a sólo Bs 45. “Las barbies son originales, yo las compro despeinadas y sin ropa, pero les hago hacer sus vestidos aquí por Bs 15 , las lavo, peino y vendo a Bs 45. Igual es barato, porque en la Huyustus esta misma muñeca está en Bs 150”, asegura.
Este grupo de juguetes es denominado de segunda mano, porque ya fueron usados. Entre éstos también se pueden encontrar los Tonkas (camiones y tractores de metal), Transformes, personajes de Star Wars, muñecos de lucha libre y peluches.
Sin embargo, la mayor cantidad de juguetes son los de tercera mano, aquellos de los que queda sólo una parte o están en piezas. Éstos vienen en bolsas cerradas y son vendidos sin opción a reclamo a otros comerciantes que de inmediato abren la mercadería y lo venden hasta en Bs 1. El objetivo es ganar “unos pesos” en sólo horas. Clara decidió este año incursionar en este negocio comprando juguetes de tercera mano. Instaló su puesto en la calle Euler, cerca de la avenida Juan Pablo II, pero a pesar de gritar y ofrecer su mercadería, no logra comercializar los juguetes.
“Es la primera vez que vendo juguetes. La anterior semana me ha ido bien, pero ahora me ha tocado una bolsa de desechos, nadie quiere comprarme y tengo que sacar por lo menos mi capital”, comenta.
El movimiento es interminable y multitudinario. A pesar de la lluvia, muchas personas, sobre todo mujeres, acompañadas de sus hermanas o hijas, ingresan a una y otra tienda con bolsas en mano, charlan con las propietarias y les piden que saquen lo que reservaron. El precio puede ser “charlado”, pero casi no se discute. Eso sí, tienen un descuento porque compran en cantidad.
Otras, menos expertas, ingresan a las tiendas o se acercan a los puestos buscando juguetes y comparando precios. Lucia averiguó, un día antes de la feria, los precios primero en la Calle 21 de Calacoto (zona Sur), y asegura que debe tener paciencia para encontrar lo que busca. “Hay que tener suerte y paciencia para encontrar algo que realmente valga la pena. Hay de todo en muy buen estado”, dice. Peluches, la oferta de siempreOtra de las ofertas para Navidad en la feria son los peluches, de todo color, consistencia y hasta forma. Pueden ser encontrados desde Bs 5 hasta Bs 200, nuevos y americanos.
El negocio se traslada a otras regiones Una comerciante lleva cada mes bolsas de juguetes hasta San BorjaPaulina retorna a San Borja, Beni, con 11 bolsas repletas de juguetes usados. Ella llegó a la feria de la zona 16 de Julio de El Alto a las cinco de la mañana, acompañada de su pequeño hijo. Recorrió los puestos y las tiendas en busca de juguetes de primera, segunda y tercera mano.
“Habemos pobres y ricos, por eso llevo juguetes surtidos, para todo bolsillo desde Bs 2 hasta Bs 300 ó 400. Sólo así voy a vender mi mercadería”, asegura.
Paulina decidió hace 18 años partir de Sorata, (La Paz) lugar donde nació hace 48 años. Emprendió una nueva vida en San Borja, allí se dedica a la venta de una serie de productos, pero todos usados y en las fiestas de Navidad lleva de manera exclusiva juguetes en caja, algunos que requieren de un repuesto y una gran cantidad de juguetes por partes. Comercio. “Allí se puede vender todo, los parientes (paceños, orureños, potosinos) compran los baratos; y la gente rica, los que son ganaderos, lo más caro. Entonces toda mi mercadería tienen dueño”, asegura.
En la esquina de la calle Euler y la avenida Juan Pablo II, Paulina espera que algún taxi pueda trasladar sus ocho bolsas hasta la zona de Villa Fátima, desde donde emprenderá un viaje por 18 horas. Cuenta que el esfuerzo y la inversión económica tiene la única finalidad de mantener a sus cinco hijos que están bajo su cuidado después de que fuera abandonada por su esposo.
El costo de los pasajes para ella y su hijo tiene un valor de Bs 140, y también debe pagar por bolsa de juguetes Bs 30, todo este presupuesto deberá ser sumado al costo de la inversión y será dividido entre la cantidad de juguetes que compró. Este mecanismo le permitirá poner el precio a cada juguete que comercializará en San Borja.
La Razón realizó el jueves un recorrido por la feria ubicada en la ciudad de El Alto, conocida por muchos como la feria más grande de Latinoamérica. El espacio alberga a miles de comerciantes dedicados al rubro de los juguetes. En esta época navideña han visto incrementar sus ventas. Hay artículos de primera, nuevos de paquete; de segunda, usados; y de tercera, por partes. La opción es variada y los precios también.
Los clientes que recorren las calles de la feria en busca de juguetes que son de procedencia estadounidense o europea. “Las barbies y los robots están nuevos y los precios son más baratos que en la ciudad”, comenta Gracia Pérez, una señora que buscaba regalos para sus hijos.
Otros compradores vienen a la feria 16 de Julio para adquirir juguetes nuevos, que luego los revenden en tiendas del centro de la ciudad y la zona Sur, con un sobre precio que puede superar fácilmente el doble al adquirido. Estos son juguetes de primera mano, nuevos, de caja y originales. Son los más buscados.
Ana María, comerciante de la feria, cuenta que tiene cientos de “caseros”. “Ellos buscan durante octubre y noviembre todas las novedades en juguetes y se lo llevan para venderlo al doble y hasta al triple del precio, pero quieren los mejores y lo seleccionado. Ahora algunos vienen también de otras ciudades y llevan bolsas de juguetes de tercera mano. Éstos son desechos”.
En la feria, el sentido de oportunidad es importante. Mujeres y hombres se agrupan sobre los puestos de venta cuando observan que un fardo o una bolsa de juguetes va a ser abierto. Entre gritos y manos que van y vienen buscan objetos que se promocionan en los canales de televisión por cable a un precio de oferta.
Desde hace ocho años, Andrea se dedica al comercio de juguetes, asegura que conoce muy bien a sus clientes y sabe que para complacerlos debe traer marcas reconocidas y juguetes que están siendo ofertados a nivel internacional. “Estoy al día con los juguetes que salen en la televisión por cable, y todo el tiempo los busco en Oruro para venderlos aquí en la feria. Así mantengo a mis clientes que vienen de algunos centros comerciales o tiendas. Nosotros les vendemos barato y ellos lo acomodan a precios más altos”, cuenta.
Pero no todos pueden adquirir una muñeca Barbie original y nueva, que en las tiendas y supermercados están hasta en Bs 230. En la feria 16 de Julio, las mismas las vende Marcelo a sólo Bs 45. “Las barbies son originales, yo las compro despeinadas y sin ropa, pero les hago hacer sus vestidos aquí por Bs 15 , las lavo, peino y vendo a Bs 45. Igual es barato, porque en la Huyustus esta misma muñeca está en Bs 150”, asegura.
Este grupo de juguetes es denominado de segunda mano, porque ya fueron usados. Entre éstos también se pueden encontrar los Tonkas (camiones y tractores de metal), Transformes, personajes de Star Wars, muñecos de lucha libre y peluches.
Sin embargo, la mayor cantidad de juguetes son los de tercera mano, aquellos de los que queda sólo una parte o están en piezas. Éstos vienen en bolsas cerradas y son vendidos sin opción a reclamo a otros comerciantes que de inmediato abren la mercadería y lo venden hasta en Bs 1. El objetivo es ganar “unos pesos” en sólo horas. Clara decidió este año incursionar en este negocio comprando juguetes de tercera mano. Instaló su puesto en la calle Euler, cerca de la avenida Juan Pablo II, pero a pesar de gritar y ofrecer su mercadería, no logra comercializar los juguetes.
“Es la primera vez que vendo juguetes. La anterior semana me ha ido bien, pero ahora me ha tocado una bolsa de desechos, nadie quiere comprarme y tengo que sacar por lo menos mi capital”, comenta.
El movimiento es interminable y multitudinario. A pesar de la lluvia, muchas personas, sobre todo mujeres, acompañadas de sus hermanas o hijas, ingresan a una y otra tienda con bolsas en mano, charlan con las propietarias y les piden que saquen lo que reservaron. El precio puede ser “charlado”, pero casi no se discute. Eso sí, tienen un descuento porque compran en cantidad.
Otras, menos expertas, ingresan a las tiendas o se acercan a los puestos buscando juguetes y comparando precios. Lucia averiguó, un día antes de la feria, los precios primero en la Calle 21 de Calacoto (zona Sur), y asegura que debe tener paciencia para encontrar lo que busca. “Hay que tener suerte y paciencia para encontrar algo que realmente valga la pena. Hay de todo en muy buen estado”, dice. Peluches, la oferta de siempreOtra de las ofertas para Navidad en la feria son los peluches, de todo color, consistencia y hasta forma. Pueden ser encontrados desde Bs 5 hasta Bs 200, nuevos y americanos.
El negocio se traslada a otras regiones Una comerciante lleva cada mes bolsas de juguetes hasta San BorjaPaulina retorna a San Borja, Beni, con 11 bolsas repletas de juguetes usados. Ella llegó a la feria de la zona 16 de Julio de El Alto a las cinco de la mañana, acompañada de su pequeño hijo. Recorrió los puestos y las tiendas en busca de juguetes de primera, segunda y tercera mano.
“Habemos pobres y ricos, por eso llevo juguetes surtidos, para todo bolsillo desde Bs 2 hasta Bs 300 ó 400. Sólo así voy a vender mi mercadería”, asegura.
Paulina decidió hace 18 años partir de Sorata, (La Paz) lugar donde nació hace 48 años. Emprendió una nueva vida en San Borja, allí se dedica a la venta de una serie de productos, pero todos usados y en las fiestas de Navidad lleva de manera exclusiva juguetes en caja, algunos que requieren de un repuesto y una gran cantidad de juguetes por partes. Comercio. “Allí se puede vender todo, los parientes (paceños, orureños, potosinos) compran los baratos; y la gente rica, los que son ganaderos, lo más caro. Entonces toda mi mercadería tienen dueño”, asegura.
En la esquina de la calle Euler y la avenida Juan Pablo II, Paulina espera que algún taxi pueda trasladar sus ocho bolsas hasta la zona de Villa Fátima, desde donde emprenderá un viaje por 18 horas. Cuenta que el esfuerzo y la inversión económica tiene la única finalidad de mantener a sus cinco hijos que están bajo su cuidado después de que fuera abandonada por su esposo.
El costo de los pasajes para ella y su hijo tiene un valor de Bs 140, y también debe pagar por bolsa de juguetes Bs 30, todo este presupuesto deberá ser sumado al costo de la inversión y será dividido entre la cantidad de juguetes que compró. Este mecanismo le permitirá poner el precio a cada juguete que comercializará en San Borja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario