domingo, 10 de abril de 2011

El carnaval de Jaihuayco lidia con lo políticamente correcto

¿Es posible exigir lo políticamente correcto en carnaval? El carnaval de Jaihuayco, que se desarrolla dos semanas después del corso de Oruro, mantiene ese espíritu grotesco y de excesos que caracteriza a esta festividad, por obra y gracia de los sectores populares de la ciudad de Cochabamba.

El sociólogo e investigador Mauricio Sánchez cree que se trata de una especie de “Frankestein carnavalesco” donde es posible ver de todo un poco, desde disfraces políticamente correctos hasta el travestismo que hace escarnio de lo femenino.

“En Jaihuayco, a pesar de ser subordinado al carnaval de Oruro y al Corso de Corsos, se mantiene lo que el carnaval debería ser: un espacio totalmente grotesco, recupero a Bajtin, el exceso de la carne que ha caracterizado (a esta fiesta) desde la Edad Media en Europa”, dice Sánchez.

La descripción es elocuente: grupos de hombres disfrazados de enfermeras eróticas, Magníficas, chicas jailonas (de las élites) o cholitas, se confunden con comparsas carnavaleras y fraternidades de bailes típicos y estructurados. Sánchez, cita a Todorov, para plantear que el carnaval es precisamente el espacio de un antiquísimo ritual de los roles invertidos que consiste en que los hombres se disfrazan de mujer (y viceversa), el juez de ladrón, el ratero de policía, el rico de paisano y el pobre de rico.

Los sectores populares que hacen el carnaval de Jaihuayco cumplen con ese rito a la perfección. A pesar de esa lógica de preestablecer un recorrido y enmarcar al público en graderías, la entrada popular mantiene su desorden, sus expresiones políticamente incorrectas y su estética grotesca que puede resultar pesada para algunas personas.

Los orígenes
Los migrantes de Norte Potosí y Oruro llegados a la ciudad de Cochabamba pusieron un perfil particular al carnaval de la zona sur donde comenzaron a asentarse hace décadas.

Según Sánchez, la prensa escrita de la segunda mitad de los 70 manifestaba su preocupación por la ausencia de una fiesta carnavalera en la ciudad de Cochabamba pues la gente se iba a Oruro o Quillacollo.

Sin embargo, en las barriadas de Cochabamba, allí donde se asientan los sectores populares, en la actual zona sur, existía y existe un carnaval de las familias migrantes que festejaban con coplas, instrumentos populares y organizados en “pandillas”.

Según Sánchez, el dirigente Napoleón Fernández organizó a estos grupos que actuaban espontáneamente para que coincidieran todos en una entrada de carnaval, la otra versión oficial dice que un grupo de vecinos de la avenida Siles, detrás de la Coronilla, había decidido a fines de la década de los 50 hacer esa entrada.

Es así que ese carnaval festejado sin ceremonias y al libre albedrío en la zona de Jaihuayco comenzó a oficializarse. Sánchez dice que, actualmente, el carnaval de la zona sur está vinculado a las instituciones creadas por la Participación Popular, como las Organizaciones Territoriales de Base (OTB).

El corso de Jaihuayco se hace una semana después del Corso de Corsos de la ciudad de Cochabamba, que a su vez se realiza una semana más tarde que la entrada en Oruro. El equipo de investigadores, del que forma parte Sánchez, ha denominado a esto un “desplazamiento histórico” en tiempo y espacio. En este caso, el desplazamiento ha consistido en secundarizar o hacer de este acontecimiento un corso tributario, subordinado al “poder más grande”.

El sociólogo e investigador Mauricio Sánchez Patzy participó del equipo investigador Nudos SURurbanos y puede ser contactado en el correo jamapasa@hotmail.com. 

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