El investigador Marcelo Lara dice que el Carnaval de Oruro es una confluencia de antiguos ritos andinos y ritos católicos, que han vivido intensas transformaciones con los años.
Los ritos andinos están en un contexto de origen agrario prehispánico, vinculado a las lluvias y a la visita de lugares sagrados en las serranías. El acontecimiento comenzaba con el tiempo de lluvias, a inicios de noviembre en nuestro calendario, y coincidía con el culto a los muertos.
Los lugares sagrados eran visitados en esta época porque allí estaban los símbolos andinos o wacas (el sapo, la víbora, las hormigas). Sin embargo, actualmente queda más presente la estructura mitológica de la colonia, según la cual una plaga de animales (sapo, víbora, hormigas) arremetió contra el pueblo Uru hasta que llegó una Ñusta que los convirtió en piedras. Lara dice que esta interpretación trata de mostrar la existencia de la Virgen católica desde tiempos anteriores a la llegada de los españoles.
Sobre los ritos católicos por excelencia, Marcelo Lara dice en que el siglo XVIII surge el relato sobre la aparición de la Virgen católica en el contexto minero. El cuento habla de un hombre que robaba en la villa a los ricos para darles a los pobres y que era devoto de la Virgen de la Candelaria. En una ocasión el hombre desapareció, y sus vecinos lo encontraron en un socavón a los pies de la imagen de la santa. Ahí es posible encontrar el origen de la entrada del Carnaval de Oruro, porque desde entonces los mineros decidieron bailar en honor de la Virgen del Socavón.
Este relato está vinculado, en el tiempo, al hecho histórico del 10 de Febrero (gesta revolucionaria). “El cuento sobre la aparición de la Virgen parece ser una interpretación para encubrir los ritos anteriores, y de alguna forma para que la Virgen aparezca como símbolo central”, opina Lara.
Sin embargo, el diablo pudo más que el afán de hacer desaparecer algunos mitos. Durante la colonia también surgió un nuevo símbolo dentro de la mina que es el Tío, Diablo o Supay que en época prehispánica designaba al espíritu de los muertos.
Actualmente el Diablo es el personaje central del Carnaval de Oruro y el baile central de esa festividad está dedicado a él: la Diablada. Lara dice que los misioneros coloniales introdujeron en América los autos sacramentales como un instrumento pedagógico para evangelizar a los indígenas. Por eso es que el baile (en el que un ángel se enfrenta a varios diablos) tiene esa estructura de lucha entre el bien y el mal. En Oruro colonial, esta figura se adaptó al Tío de la mina, que tenía su antecesor en el Supay o espíritu de los muertos.
Aunque no se puede afirmar que ahora el Carnaval de Oruro tiene un contexto campesino, este acontecimiento anual se desarrolla en un proceso ritual que comienza en noviembre (Todos los Santos), junto con las lluvias, cuando los muertos aparecen, y va hasta febrero o marzo.
“El Carnaval ahora sucede menos en un contexto sagrado. Tiene mucho que ver con cómo se han ido banalizando algunos espacios sagrados. La gente acude a estos lugares (wacas) para pedir beneficios económicos, espirituales, morales, salud o trabajo”, comentó el investigador para finalizar.
El investigador Marcelo Lara puede ser contactado a través del correo electrónico marcelolara71@yahoo.es.
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