A pesar del cielo encapotado y una persistente lluvia, miles de paceños y no paceños que habitan esta ciudad llenaron las calles y plazas donde desde muy temprano se habían asentado las caseras que ofertaron sus productos en el día de inauguración de la tradicional feria de Alasita.
De hecho, las vías empezaron a coparse a las 10 de la mañana, hora en que cientos de creyentes ya escogían las miniaturas que adquirirían al mediodía. Los más requeridos eran los billetes en bolivianos, los víveres, casitas y autitos.
Y llegó la hora; el reloj marcaba las 12.00 y en el ambiente se sentía la efervescencia. Una vez adquiridos los productos, largas filas se formaban en el afán de que un yatiri ch’alle la nueva adquisición, garantía de que ésta se convertirá en realidad.
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bendice Señor a tus hijos Roberto, Tatiana, Demetrio y Marcelo, que todo esto se haga realidad, que tus hijos puedan tener plata, que se compren casa, que no falte dinero ni alimentos, que terminen sus estudios, tranquilidad en su hogar, que todo se haga realidad”, oró el yatiri y acto seguido tocó una campanilla; haciendo círculos en el aire pasó todas las miniaturas sobre un brasero. “Padre todopoderoso, Mamita de Copacabana, bendice y llena la casa de tu hijos”, repitió.
Finalizada su labor, esperó la retribución de sus servicios y pidió que la paga sea según “su voluntad”, aunque en general la mayoría de los yatiris cobraba de Bs 10 a 15.
Para don Simón Qillca, un practicante convencido de que los deseos expresados en miniatura se cumplen, lo más importante es “comprarse platita, porque con eso podemos adquirir todo. Hace años tengo la tradición de comprarme billetitos e intercambiar con amigos, parientes, es algo que no olvido; bien ch’alladito tiene que estar, regalo a mis amigos y a mis parientes, es una forma de pagar mis deudas y la otra parte la guardo para que no me falte platita en el año”.
Para doña Luisa Ramírez, otro de los encargos que se debe hacer al Ekeko es que vele por que nunca falte comida para llevarse a la boca. La mujer de 58 años caminaba ayer portando canastas con artículos comestibles de primera necesidad y recordó que “si no se compra con fe y si no se hace k’oar, en vano es que te estás comprando, tienes que creer en esto”.
La feria fue inaugurada en el campo ferial del Bicentenario y la plaza Eliodoro Camacho, acto que contó con la presencia del Presidente Evo Morales, que aclaró que si bien el diosecillo de la abundancia puede hacer realidad los sueños de las familias, “es importante pensar en la familia grande, la patria, para que se desarrolle”.
Hortalizas frescas en miniatura
En el recorrido que realizó La Razón se verificó que una de las cosas que llamó la atención de la gente fue la oferta de canastas con hortalizas frescas pero en diminutos tamaños, a decir cebollitas, zanahoritas, nabitos, habitas, papitas, arvejitas y todo alimento que se requiere para preparar una sopa. Estas novedades estuvieron entre las más requeridas por las personas. Otra de las innovaciones es la bolsita de la felicidad, que se comercia en Bs 10. Por supuesto no faltaron los gallos y gallinas.
El Alcalde le pide al diosecillo hacer realidad el La Paz Bus
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, recibió de manos del oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez, la miniatura del La Paz Bus, el modelo de vehículo de transporte masivo que el burgomaestre pretende circule en la ciudad hasta dentro de dos años.
La presidenta del Concejo Municipal, Gabriela Niño de Guzmán, aseguró que éste es un proyecto estructural de la actual gestión que será perfilado en coordinación con vecinos y choferes. “Se tiene la necesidad de convertir este sueño en realidad; este año se realizarán los estudios de prefactibilidad y el proyecto a diseño final, la viabilidad técnica y la conjunción de interés para los ciudadanos, que serán los más beneficiados”, dijo.
Revilla aseguró que existe un presupuesto de $us 500 mil, proveniente del Banco Interamericano de Desarrollo y la contraparte del gobierno local estipulada en el POA 2001. Con la representación del proyecto en miniatura, Revilla expresó su deseo de que se concrete. Éste consiste en un sistema integrado de transporte con buses de alta capacidad que circularían en carriles exclusivos, con estaciones de embarque, terminales y cobro de tarifa por tarjetas.
Su recorrido inicial está previsto de la Ceja de El Alto a Cota Cota, en La Paz, con 20 paradas.
De hecho, las vías empezaron a coparse a las 10 de la mañana, hora en que cientos de creyentes ya escogían las miniaturas que adquirirían al mediodía. Los más requeridos eran los billetes en bolivianos, los víveres, casitas y autitos.
Y llegó la hora; el reloj marcaba las 12.00 y en el ambiente se sentía la efervescencia. Una vez adquiridos los productos, largas filas se formaban en el afán de que un yatiri ch’alle la nueva adquisición, garantía de que ésta se convertirá en realidad.
“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, bendice Señor a tus hijos Roberto, Tatiana, Demetrio y Marcelo, que todo esto se haga realidad, que tus hijos puedan tener plata, que se compren casa, que no falte dinero ni alimentos, que terminen sus estudios, tranquilidad en su hogar, que todo se haga realidad”, oró el yatiri y acto seguido tocó una campanilla; haciendo círculos en el aire pasó todas las miniaturas sobre un brasero. “Padre todopoderoso, Mamita de Copacabana, bendice y llena la casa de tu hijos”, repitió.
Finalizada su labor, esperó la retribución de sus servicios y pidió que la paga sea según “su voluntad”, aunque en general la mayoría de los yatiris cobraba de Bs 10 a 15.
Para don Simón Qillca, un practicante convencido de que los deseos expresados en miniatura se cumplen, lo más importante es “comprarse platita, porque con eso podemos adquirir todo. Hace años tengo la tradición de comprarme billetitos e intercambiar con amigos, parientes, es algo que no olvido; bien ch’alladito tiene que estar, regalo a mis amigos y a mis parientes, es una forma de pagar mis deudas y la otra parte la guardo para que no me falte platita en el año”.
Para doña Luisa Ramírez, otro de los encargos que se debe hacer al Ekeko es que vele por que nunca falte comida para llevarse a la boca. La mujer de 58 años caminaba ayer portando canastas con artículos comestibles de primera necesidad y recordó que “si no se compra con fe y si no se hace k’oar, en vano es que te estás comprando, tienes que creer en esto”.
La feria fue inaugurada en el campo ferial del Bicentenario y la plaza Eliodoro Camacho, acto que contó con la presencia del Presidente Evo Morales, que aclaró que si bien el diosecillo de la abundancia puede hacer realidad los sueños de las familias, “es importante pensar en la familia grande, la patria, para que se desarrolle”.
Hortalizas frescas en miniatura
En el recorrido que realizó La Razón se verificó que una de las cosas que llamó la atención de la gente fue la oferta de canastas con hortalizas frescas pero en diminutos tamaños, a decir cebollitas, zanahoritas, nabitos, habitas, papitas, arvejitas y todo alimento que se requiere para preparar una sopa. Estas novedades estuvieron entre las más requeridas por las personas. Otra de las innovaciones es la bolsita de la felicidad, que se comercia en Bs 10. Por supuesto no faltaron los gallos y gallinas.
El Alcalde le pide al diosecillo hacer realidad el La Paz Bus
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, recibió de manos del oficial mayor de Culturas, Wálter Gómez, la miniatura del La Paz Bus, el modelo de vehículo de transporte masivo que el burgomaestre pretende circule en la ciudad hasta dentro de dos años.
La presidenta del Concejo Municipal, Gabriela Niño de Guzmán, aseguró que éste es un proyecto estructural de la actual gestión que será perfilado en coordinación con vecinos y choferes. “Se tiene la necesidad de convertir este sueño en realidad; este año se realizarán los estudios de prefactibilidad y el proyecto a diseño final, la viabilidad técnica y la conjunción de interés para los ciudadanos, que serán los más beneficiados”, dijo.
Revilla aseguró que existe un presupuesto de $us 500 mil, proveniente del Banco Interamericano de Desarrollo y la contraparte del gobierno local estipulada en el POA 2001. Con la representación del proyecto en miniatura, Revilla expresó su deseo de que se concrete. Éste consiste en un sistema integrado de transporte con buses de alta capacidad que circularían en carriles exclusivos, con estaciones de embarque, terminales y cobro de tarifa por tarjetas.
Su recorrido inicial está previsto de la Ceja de El Alto a Cota Cota, en La Paz, con 20 paradas.
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