Al Carnaval también lo denominamos Anata, achachi carnaval o thantha achachi. Indudablemente es una mezcla de varias experiencias y sentidos, aunque prevalece más lo ancestral andino que lo occidental. Anata en aymara quiere decir juego, achachi carnaval es como decir carnaval viejo y thantha achachi, juego viejo; en fin, es la memoria de nuestros ancestros y que nos fueron transmitidas de generación en generación.
Para el mundo andino, es una celebración de las primeras cosechas del año. Indudablemente, el universo indígena rural ha extendido ciertas prácticas al área urbana, como la tumpa comunal o las visitas comunales a los compadres, que son una especie de visitas protocolares en las que se llevan regalos, y sobre todo es el echar de menos y compartir bailando al inicio de la temporada de la cosecha. Algo de esas prácticas se ha impregnado en las fiestas populares que se han extendido casi por toda la ciudad de La Paz, y tomaron oficialidad mediante la organización del jisk’a anata por el Gobierno municipal. Pero por los años 70’, los ch’utas aljiris, los patak polleras o los ch’utas choleros eran comparsas de indios que celebraban su anata carnaval en barrios como el tejar o el mismo Cementerio General y sus alrededores, pero hoy han multiplicado su celebración a la ciudad de El Alto y otras regiones del país.
¿Qué hacer en esta anata carnaval? Ya empezó la simulación en los diferentes canales de televisión donde todos los días nos machacan mostrando fragmentos, mezclado con propagandas de bebidas alcohólicas, haciéndonos creer que uno siempre tiene que beber para estar feliz. En esta mezcolanza del marketing mentiroso y la realidad, uno piensa y va respondiéndose poco a poco, ¿vale la pena ir a la farándula del domingo? No creo, porque se echa mucha agua, no se respeta a nadie, la gente no piensa que tenemos que ahorrar el agua, y además aquí se practica la extrema violencia a las jovencitas.
¿El lunes? Está pues el jisk’a anata, es decir, la anata chica, adaptada a la ciudad. Será lindo ver a algunas comparsas como los Ch’utas verdaderos rebeldes traviesos rompecorazones, o los Elegantes ch’utas choleros de La Paz y sus bellezas holandesas. ¿Qué querrán decir con holandesas? ¿Serán gordas como las vacas holandesas? ¿O porque se sienten blancas holandesas? Pero será interesante ver a los Ch’utas y pepinos legítimos ch’aska caballos y sus lindas mocitas cariñosas. Aunque en vez de escuchar a Los olvidados, me gustaría ver a Los recordados, porque los primeros jamás fueron olvidados pero se creen olvidados.
¿Qué otras opciones hay? ¿Ir al corso de Santa Cruz? No por favor, no vale la pena ir a ver a los imitadores del carnaval brasileño. Tal vez uno se animaría ir al carnaval chapaco, aunque queda muy lejos desde Chuqiyapu marka. Pero pasada la euforia, ¿qué hacer? El domingo de tentación es cuando el achachi carnaval actuará para tentar, muchos y muchas caerán tentados. Pero será lindo ver ese domingo de tentación a los ch’utas y pepinos subiendo en masa por la avenida Baptista rumbo al tejar. Razón que en estos últimos años muchas mujeres optaron por ser “transformer”, es decir, cambiar en el vestir, de “señorita”, de “chota” a cholita, así es la moda del carnaval anata paceño; pero, para cerrar, aún nos espera la pascua donde en la zona de Munaypata seguirán bailando los ch’utas.
Para el mundo andino, es una celebración de las primeras cosechas del año. Indudablemente, el universo indígena rural ha extendido ciertas prácticas al área urbana, como la tumpa comunal o las visitas comunales a los compadres, que son una especie de visitas protocolares en las que se llevan regalos, y sobre todo es el echar de menos y compartir bailando al inicio de la temporada de la cosecha. Algo de esas prácticas se ha impregnado en las fiestas populares que se han extendido casi por toda la ciudad de La Paz, y tomaron oficialidad mediante la organización del jisk’a anata por el Gobierno municipal. Pero por los años 70’, los ch’utas aljiris, los patak polleras o los ch’utas choleros eran comparsas de indios que celebraban su anata carnaval en barrios como el tejar o el mismo Cementerio General y sus alrededores, pero hoy han multiplicado su celebración a la ciudad de El Alto y otras regiones del país.
¿Qué hacer en esta anata carnaval? Ya empezó la simulación en los diferentes canales de televisión donde todos los días nos machacan mostrando fragmentos, mezclado con propagandas de bebidas alcohólicas, haciéndonos creer que uno siempre tiene que beber para estar feliz. En esta mezcolanza del marketing mentiroso y la realidad, uno piensa y va respondiéndose poco a poco, ¿vale la pena ir a la farándula del domingo? No creo, porque se echa mucha agua, no se respeta a nadie, la gente no piensa que tenemos que ahorrar el agua, y además aquí se practica la extrema violencia a las jovencitas.
¿El lunes? Está pues el jisk’a anata, es decir, la anata chica, adaptada a la ciudad. Será lindo ver a algunas comparsas como los Ch’utas verdaderos rebeldes traviesos rompecorazones, o los Elegantes ch’utas choleros de La Paz y sus bellezas holandesas. ¿Qué querrán decir con holandesas? ¿Serán gordas como las vacas holandesas? ¿O porque se sienten blancas holandesas? Pero será interesante ver a los Ch’utas y pepinos legítimos ch’aska caballos y sus lindas mocitas cariñosas. Aunque en vez de escuchar a Los olvidados, me gustaría ver a Los recordados, porque los primeros jamás fueron olvidados pero se creen olvidados.
¿Qué otras opciones hay? ¿Ir al corso de Santa Cruz? No por favor, no vale la pena ir a ver a los imitadores del carnaval brasileño. Tal vez uno se animaría ir al carnaval chapaco, aunque queda muy lejos desde Chuqiyapu marka. Pero pasada la euforia, ¿qué hacer? El domingo de tentación es cuando el achachi carnaval actuará para tentar, muchos y muchas caerán tentados. Pero será lindo ver ese domingo de tentación a los ch’utas y pepinos subiendo en masa por la avenida Baptista rumbo al tejar. Razón que en estos últimos años muchas mujeres optaron por ser “transformer”, es decir, cambiar en el vestir, de “señorita”, de “chota” a cholita, así es la moda del carnaval anata paceño; pero, para cerrar, aún nos espera la pascua donde en la zona de Munaypata seguirán bailando los ch’utas.
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