Cada 21 de junio, la cultura aymara, y también la amazónica, celebra el advenimiento de un año nuevo. Es el comienzo de un nuevo ciclo agrícola, que es propicio para pedir bendiciones y, también, maldiciones para otros.
Justina Mamani, de la Asociación de Amautas del Faro de Murillo, afirma que esta festividad “tiene gran importancia porque le pedimos a nuestro Willka Kuti que en el año que viene nuestra vida tenga salud y buena producción en el trabajo. Los ritos son importantes para que se confirme este pedido”.
El ministro de Comunicación, Iván Canelas, asegura que esta celebración “es importante porque tiene que ver con nuestra cultura, creencias y costumbres. Respetamos lo que se haga en el ámbito religioso y en otros lugares del país. No veo contradicción de celebrarlo y si consideran que es un tema cultural o ancestral turístico, están en su derecho”.
LUGARES ESPECIALES. Algunos caminos, cerros con formas especiales, el templete semisubterráneo de Miraflores, la Muela del Diablo, el Huayna Potosí, la apacheta de Huayllatapampa y el mirador de Jach’a Kollo, e incluso la Nina Paqa Pata de la avenida Panorámica, cerca de las antenas de Canal 7, son los lugares sagrados para celebrar la ceremonia en honor al Tata Inti.
El amauta Alberto Tito dice que “esta espera al Inti es una rotación completa que hizo la Chakana en el tiempo y que obedeció al calendario agrícola, por el que los aymaras nos orientamos y sabemos qué época del año se acerca, si estamos listos para sembrar o para cosechar”.
A partir de esta época “se pide bendiciones u otras cosas a la Pachamama, y los amautas o la bendicen o libran de esos males que se preparan”, sostiene el amauta Miguel Huarachi.
Rocksticio, sin financiamiento
Este año, a diferencia de otros, la representación de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de El Alto, no podrá organizar el acostumbrado “rocksticio” por falta de financiamiento.
El representante Especial de la Defensoría en esa ciudad, José Luis Hidalgo, sostuvo que “en 2010, año de cambios de autoridades, brindamos continuidad a este festival, pero ahora no tenemos presupuesto y no podremos cubrir los gastos para organizarlo”.
Indicó también que si el próximo año se reanuda la actividad, “tendrá una nueva perspectiva que pueda visibilizar los derechos humanos que favorecen a los jóvenes aymaras”.
Es una pausa necesaria, dijo Hidalgo, “porque hay que tomar en cuenta que fueron planteados nuevos derechos de los jóvenes y que están constitucionalizados, y reanudaremos la actividad para fortalecer y difundir nuevas propuestas, incluso desde sus actores”.
Con las “mesas” se piden bendiciones
Las “mesas” son un conjunto de objetos a los cuales, a través de una ceremonia, los amautas atribuyen la capacidad de bendecir o maldecir a la persona o familia para la que está destinada su preparación. Éstas se hacen con incienso, ch’alla y hojas de coca previamente acullicadas.
Cerca del Faro de Murillo de El Alto, en una larga hilera, están asentadas casitas de plásticos.
Allí, los amautas leen la suerte y ofrecen bendiciones.
MESAS PARA LA SUERTE. Marcela Mamani se acerca a una de estas casas forradas con nailon azul. Ella dice que sabe con quién hacerse bendecir para que en su negocio le vaya bien. Cualquiera no puede hacerlo, yo sé quién me lee y bendice con suerte. Vendo verdura y entre las comerciantes nos tenemos malos deseos, y como hoy es Año Nuevo, quiero saber cómo me irá el año que viene en mi negocio. Además, mi hija está un poco mal de salud y quiero pedir al yatiri que le cure su ánimo”. Si la gente se entera de los rituales que practica Mamani, para ella “no está bien, porque si ellos saben que vendo con éxito, dirán que mi negocio sólo funciona con bendiciones de los amautas y hasta me daría vergüenza que las k’ateras (vendedoras) se enteren de que me hago bendecir para vender mis verduras”.
MESAS DE MALA SUERTE. En la Autopista La Paz- El Alto hay una curva llamada del “diablo”, donde se hacen rituales para que las personas preparen mesas de ch’alla para bendiciones, pero también por maldiciones.
El barrendero que todos los días pasa por este lugar, Enrique Paye, dice que los sábados son los días en los que tiene más trabajo.
“Aquí encuentro de todo, la gente pasa toda la madrugada. Para estar bien cómodos, traen mesas, sillas y hasta colchones. Sobre la roca con figura de diablo y alrededores se prenden velas y echan coca, flores y objetos raros como ollas viejas, y queman ropa y zapatos”. De acuerdo con Paye, cada viernes por la noche, “la gente practica ritos que no son para pedir bendiciones, sino, al contrario, maldiciones”.
En cambio, los jueves, cuando sigue su rutina diaria, “lo que más recojo es azúcar y me imagino que eso es para pedir también al diablo cosas buenas”.
En esta parte de la ruta que conecta La Paz y El Alto, principalmente los viernes por la noche, hay gente que enciende fogatas, lleva cajas de cerveza y acullica.
Cifras importantes
5 bolivianos es lo que cuesta conocer la suerte de una persona a través de las hojas de coca. Ese monto sube si el pronóstico del futuro se efectúa por otros medios.
30 bolivianos es el monto que cobran por el armado de una mesa negra, para que una persona tenga mala suerte en su salud, amor y otros, la cual se prepara los viernes.
70 bolivianos cuesta una mesa blanca, que se prepara los jueves o sábado, días que son benditos para los amautas. Este rito es el que trae bienaventuranzas.
1.000 bolivianos es el ingreso semanal que una amauta obtiene por leer la suerte y hacer visitas a las casas para bendecirlas, además de curar el susto de las personas.
Diversidad de mesas
Blanca. Mesa ch’allada por los amautas y que desde junio sirve para pedir bienaventuranzas.
Negra. Son mesas para maldecir e desear la mala suerte al prójimo y también son hechas por amautas.
Amor. Son mesas ch’alladas para pedir una pareja a fin de concubinarse o casarse.
Salud. Algunas personas prefieren acudir a los amautas para curar algo “que el médico no sabe”.
Trabajo. Son peticiones de los creyentes a través de ch’allas para lograr una fuente laboral o mejorarla.
No todos los amautas saben del 5519
“El 21 vamos a hacer una wajt’a, una ofrenda a la tierra para esperar a nuestro Tata Inti, pero no sé qué año recibiremos. Eso es lo de menos, lo importante es que celebramos la vuelta completa de la Chakana, nuestra guía del año para que todos sepamos en qué época del año estamos, si es cosecha o siembra”.
Alberto Tito / Amauta de la Asociación 22 de Abril
“No sé qué año vamos a recibir el 21 de junio, pero lo que sí puedo decir es que a partir de este mes se hacen mesas blancas y negras. Pero, sobre todo, en este Año Nuevo, los aymaras pedimos favores para que la producción aumente en el campo y tengamos buenos frutos de la tierra, a la que se le hace la wajt’a”.
Miguel Huarachi / Amauta de la Asociación Faro de Murillo
“No importa qué año comenzará, lo importante es que somos aymaras y que incluso no es necesario ser hombre para ser amauta. Yo era comerciante y nunca me iba bien. Desde que comencé el trabajo de amauta, hace 10 años, supe que ésta era mi vocación. Además, he nacido de pie y una vez me llegó el rayo. Eso quiere decir que soy amauta”.
Justina Mamani / Amauta de la Asociación Faro de Murillo
“No sabría decir qué año celebraremos los aymaras, pero sé que en Tiwanaku la celebración es sagrada. De la Asociación de Amautas del Faro de Murillo irán a ese templete sagrado sólo dos personas que nos representan. Ellos son del directorio que ha sido elegido por las bases. Paulino Uturunku y Juana Cabrera nos representan”.
Julio Capcha / Amauta de la Asociación Faro de Murillo
Wendy Inarra
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