Por: Luisa Cortez Portugal
Los Artesanos Bordadores de la Entrada del Señor “Jesús Gran Poder”, se constituyen en los artistas silenciosos de la cultura boliviana, que mediante su arte decidieron encontrarse con sus ancestros para recuperar la tradición y mano de obra y darle más autenticidad a los fastuosos trajes de las diferentes danzas folklóricas.
Según los vecinos y bordadores de la Calle Los Andes, los Trajes en su mayoría han sufrido una variación considerable, especialmente en los Trajes de los Morenos. Asimismo señalan que estos cambios se refieren a la utilización de aplicaciones nuevas, que al margen de los hilos y el bordado incluyen el collage, como elemento básico de su trabajo.
Pero también son lo “boteros” quienes son parte del grupo de artesanos, se refiere a los que confeccionan las botas, pues se asumió este apelativo en el argot popular. Hay que sumar los que confeccionan las máscaras de lata o yeso en algunos casos, pero que llegado el momento los primeros son los más preferidos, debido a que duran más y son más livianos.
Pero el tema no queda ahí de tras de los artesanos y bordadores están los operarios que se encargan de realizar plantillas para los trajes, cortadores, confeccionistas, soldadores, zapateros, modistas, sastres, cocineras, orquestas, bandas, mozos, personal de seguridad, cocineras, joyeros, sombrereros, sin tomar en cuenta el gran movimiento que generan en la venta de graderías, en el comercio, restaurantes, fabricantes de bebidas, refrescos, ropa y otros productos que llegado el momento se agotan e incluso particulares aprovechan la ocasión para hacer negocio con los alimentos.
Cada año, las fraternidades de la festividad del Gran Poder innovan vestuarios y la coreografía, con el objetivo de acumular puntos y sobresalir en la demostración que realizan. Pues faltando meses todos los bailarines mandan a confeccionar todo el vestuario que estrenará el día de la Fiesta, el mismo que debe ser del mismo color, al igual que el tipo de tela y el diseño.
Los fraternos uniforman su vestimenta, los varones con ternos, camisas, corbatas y zapatos y las damas con polleras, mantas, sombreros, blusas y zapatos, todos uniformados de un solo color.
Mientras que la ropa de las señoras tienen colores llamativos y con elegantes combinaciones, bordadas a mano, dichos conjuntos son completados por preciosas joyas de oro y plata, consistentes en aretes, topos y una serie de fastuosos anillos, engarzados con rubíes y perlas netas. Los aros no pasan desapercibidos, por esta razón las damas optan por lucir dos o tres anillos en cada dedo para no ser tildadas de “Khala Mano o Mano Pelada”.
Apuntar que los danzantes de ambos sexos, al margen de su traje folklórico, deben tener tres diferentes trajes, que serán usados en distintas ocasiones, durante los principales actos de la fiesta del gran poder.
LA DIANA O ALBA
Se festeja en el segundo día de la festividad del Señor “Jesús del Gran Poder”. El baile se inicia en la zona alta de Chijini y concluye en los locales de las respectivas fraternidades, que el sábado participaron en la tradicional entrada folklórica que se desarrolla año tras año en la sede de gobierno.
La Diana o Alba, se inicia a las 06:00 de la madrugada del domingo con la concentración de las fraternidades en sus respectivos locales que participaron en la entrada el sábado.
La concentración se inicia en la parroquia Santa Rita, nombre de la misma zona, para luego pasar por debajo del puente Eduardo Avaroa de la avenida Buenos Aires, y seguir por la calle Antonio Gallardo donde se encuentra el templo del Señor Jesús del Gran Poder para concluir en los respectivos locales de las fraternidades folklóricas. Pese al trajín de la Entrada, las diferentes comparsas se presentan en la Diana.
En la Diana se cumple la misma demostración que realizaron en la Entrada del sábado. La única diferencia es que esta vez, los folkloristas asisten vistiendo trajes característicos de su comparsa y no visten los trajes folklóricos.
En la fiesta, la bebida predominante es la cerveza y la Comida preferida el “Fricasé”. En los locales quienes se denominan entre sí “hermanos folkloristas” cumplieron una serie de ritos folklóricos.
Por ejemplo, el castigo con quimsacharani (chicote), al estilo de los transportistas sindicalizados, para quienes no respetaron las normas internas que se diseñaron para la fiesta. Entre las que están: llegar tarde a la diana, rebasar a los guías durante esta nueva demostración, incluso si alguno de ellos se excedió en los tragos y se porto mal, sin embargo esta costumbre se viene perdiendo.
Otra de las ceremonias que marca la conclusión de la diana es la transmisión de la banda musical de la fraternidad de los pasantes a los nuevos prestes. Por lo general esta fiesta se prolongaba hasta después de la medianoche del domingo.
ACTO RELIGIOSO
La Iglesia acoge a miles de fieles donde se lleva a cabo una ceremonia religiosa y una multitudinaria procesión, son los actos con los cuales se cierran los festejos del Señor Jesús del Gran Poder en la zona del mismo nombre.
Un cortejo largo, compuesto por un gran número de personas de las diferentes fraternidades, que participaron en la entrada folklórica acompaña a la imagen que recorrió las calles de esta populosa zona comercial.
El acto litúrgico, por lo general empieza por la mañana, en el templo del Señor Jesús del Gran Poder, ubicado en la calle Antonio Gallardo que queda pequeño para los muchos fieles que se dan cita en este lugar para participar de la santa misa y luego hacer el tradicional recorrido alrededor del barrio para concluir en una fiesta popular, que día antes se inició con el cierre musical auspiciado por los prestes mayores y que congrega a toda la vecindad.
Se puede apreciar en las puertas del templo una masiva presencia de representantes de varias fraternidades folklóricas, cuyos integrantes se aprestan a bailar en cuanto la imagen del Señor Jesús del Gran Poder emergiera del interior de la iglesia.
FRATERNIDADES
En 1.940 aparecen los primeros conjuntos folklóricos comandados por Los Sicuris o Zampoñaris, organizado por los Bordadores de Disfraces folklóricos que contaban con talleres en la Calle Illampu. Estos bordadores organizaban sus fraternidades con el propósito de rendir su devoción al Señor y también para ofrecer y publicitar el alquiler de sus disfraces folklóricos, según el relato de los vecinos más antiguos que recuerdan el hecho, como algo que se estableció por voluntad de este sector importante de artesanos y que son clave para el movimiento de las danzas y el colorido que impregnan en cada traje de las diferentes bailes.
Efectivamente en el transcurrir del tiempo, sobre la base de Los Sicuris y Zapoñaris, fue creciendo la presencia de los grupos, que inicialmente comenzaron de esa manera y posteriormente se convertirían en fraternidades, como se los conoce en la actualidad.
Estos grupos fueron convenciendo a otros para que se agrupen en otras danzas diferentes a la que ya había, sin embargo es bueno hacer notar que antes de la creación de la Asociación de Conjuntos Folklóricos, ya existían grupos que realizaban el trayecto del Señor “Jesús del Gran Poder”.
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