lunes, 27 de diciembre de 2010

El nacimiento de Jesús

María, desposada con José, antes que hubiesen convivido, concibió por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era varón justo y no quería difamarla, resolvió secretamente separarse de ella. Mientras reflexionaba sobre esto, se le apareció en sueños el ángel del Señor, que le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa; porque lo que ha concebido es obra del Espíritu Santo, y ella dará a luz un hijo, a quien le pondrás por nombre, Jesús: porque El salvará a su pueblo de sus pecados”.

Así se cumplía cuanto había predicho el profeta: “He aquí que una virgen dará a luz un hijo, que será llamado Emmanuel, que significa Dios con nosotros. José hizo como el ángel le había mandado, recibiendo a María en su casa; y cuando nació el niño, le puso por nombre Jesús.

La visita de la Reyes Magos (cap. 2)

Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá, en la época del rey Herodes, llegaron de Oriente unos Magos. Fueron a Jerusalén y preguntaron:

“¿Dónde está el rey de los judíos, que acaba de nacer? Porque hemos visto su es-trella en Oriente, y venimos a adorarlo”.

Al saber que había nacido en Belén (según la profecía que decía; “Y tú, Belén, no eres por cierto la más pequeña ciudad, porque de ti saldrá un Jefe, que guiará a Israel, mi pueblo”), se dirigieron hacia esa población, acompañados siempre por la es-trella, que finalmente se detuvo sobre el lugar donde estaba el Niño.

Entrando luego en la casa, vieron al In-fante con María, su madre, y postrándose de hinojos, le adoraron y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. Luego, adver-tidos de que no volviesen a Herodes, torna-ron a Oriente por otro camino.

Herodes, al conocer el nacimiento de un rey de los judíos, por celos, quiso hacerlo morir.

La huida a Egipto

Después de la partida de los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José, y le dijo: “Levántate, toma al Niño y a su madre, y huye a Egipto, porque Herodes lo buscará para matarlo”. José entonces tomó al Niño y a su madre, y partió para Egipto, eludiendo así las intenciones de Herodes, que había ordenado dar muerte a todos los niños de menos de dos años que había en Belén y en sus alrededores.

Tiempo después murió Herodes, y el án-gel del Señor volvió a aparecérsele a José, diciendo: “Levántate, toma al Niño y a su madre, y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del Niño”.

José obedeció al ángel, pero, por temor al hijo de Herodes, Arquelao, que reinaba en Judea, fue a habitar en Nazaret, en la región de Galilea. Así se cumplía la profecía: “Será llamado Nazareno”.

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